Crono, se casó con un hermana Rea, a quien está consagrado el roble. Pero la madre Tierra, y también moribundo padre Urano, habían profetizado que uno de sus hijos lo destronaría. Así pues, se tragaba a los hijos que le daba Rea. Rea estaba furiosa. Cuando dio a luz a Zeus, su tercer hijo, en plena noche en Arcadia en el monte Liceo, donde ninguna criatura proyecta su sombra, y después de bañarlo en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra; esta se lo llevó a Creta y lo escondió en la cueva de Dicte, en el monte Egeo. Gea lo dejó allí para que fuera criado por unas ninfas y por la diosa-cabra Amaltea.
Los Curetes, guerreros muy ruidosos, montaban guardia armada alrededor de la cuna de oro del pequeño. Zeus, la cual cogaba de un árbol para que Crono no puediera encontrarlo ni en el cuelo, ni en la tierra, ni en el mar. Los Curetes golpeaban sus escudos con sus lanzar para ahogar el ruido de su llanto. Rea había engañado a Crono: había envuelto una piedra con los pañales de Zeus y se la había entregado a Crono en Arcadia; Crono se la había tragado, creyendo que se estaba tragando a su hijo Zeus.
Zeus se hijo mayor, y buscando venganza fue en busca de Metis, su prima, que vivía junto a la corriente del Oceano. Siguiendo el consejo de Metis visitó a su madre Rea, y le pidió que le nombrara copero de Crono. Rea le ayudó en su tarea de venganza; le proporcionó la pócima vomitiva que Metis le había encargado. Después de tomar un buen trago, Crono vomitó primero la piedra y luego a los hermanos y hermanas mayores de Zeus. Salieron ilesos, le pidieron que los encabezara en una guerra contra los Titanes que apoyaban a Crono y eligieron a Atlante como jefe, pues Crono ya no estaba en la plenitud de sus fuerzas.
La guerra duró diez años, y al final la victoria fue para Zeus. Así pues, Zeus se acercó sigilosamente a Campe, la carcelera del Tártaro, la mató, cogió sus llaves y después de haber liberado a los Cíclopes y a los Hecatonquiros, los fortaleció con comida y bebida divinas. Los Cíclopes le entregaron a Zeus el rayo, como arma ofensiva. Hades entró sin ser visto en presencia de Crono para robarle sus armas; y mientras Posidón le amenazaba con el tridente, desviando de este modo su atención, Zeus hizo caer sobre él un rayo. Crono y todos los Titanes derrotados, con excepción de Atlante, aunque, recibió un castigo ejemplar
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