miércoles, 6 de marzo de 2013

AFRODITA Y ADONIS


En Asia Menos había un rey llamado Tías, que fanfarronea de que su hija Mirra era más hermosa que Afrodita, diosa del amor y de la belleza. Cuando llegó la noticia a oídos de Afrodita, cómo una simple mortal se podía comparar con una divinidad, y se vengó de la inocente muchacha inculcándole un irresistible deseo por su padre. Mirra durmió doce noches seguidas con su padre. Pero éste descubrió el incesto, persiguió a su hija. Ella pidió ayuda a los dioses.

Habló a las divinidades y la convirtieron en un árbol, el de la mirra. Tras nueve meses, nació un niño, Adonis.

Afrodita, conmovida por la belleza del niño se encargó de su cuidado. Perséfone se quedó también prendada de la belleza del muchacho y se negó a devolverlo a Afrodita. El joven se quedaría un tercio del año con la diosa de la belleza, otro tercio con Perséfone y el restante tercio donde él quisiese. Afrodita consiguió persuadir a Adonis para que permaneciera dos tercios del año con ella.

Adonis fue creciendo y pronto se convirtió en un hermosísimo joven. Practicando su afición favorita, la caza. Afrodita, cautivada por la belleza de aquel muchacho, abandonó sus quehaceres ni siquiera acudía al Olimpo, antepuso su amor a cualquier otra cosa, lo cubría de besos y yacía con el todas las noches. Artemis previendo su muerte intentó ponerle en guardia sobre los peligros que acarreaba la cacería.

Después de aconsejarle subió en su carro que tiraban de él y se elevó y desapareció en el cielo. Los perros, siguiendo la huella de una presa segura, salió un jabalí y el joven lo atravesó ensartándolo con su lanza, el malherido animal sacudió el venablo teñido de sangre. Comenzó a perseguir a Adonis, que intentaba escapar, el animal le clavó todos sus dientes bajo la ingle y lo derribó moribundo en la rojiza arena.

Reconoció desde lejos el gemido de su amante y cambió su dirección y, cuando desde lo alto del cielo lo vio sin vida rodeado por su propia sangre, saltó y salió corriendo hacia dónde se encontraba Adonis. La diosa sin mirar donde pisaba, se clavó una espina en el pie y su sangre dio color a las rosas rojas. Una vez junto a su amado se arrodilló junto a él. Permaneció mucho tiempo lamentando la muerte de Adonis.

Afrodita roció con néctar la sangre derramada, se hinchó y tras una hora surgió una flor del mismo color de la sangre, la anémona. La vida de esta nueva planta es corta, como el periodo de tiempo que la diosa pudo disfrutar del amor del joven.

Venus, en honor de su amante, instituyó una fiesta fúnebre, que las mujeres celebraban todos los años en primavera. Las plantas, así forzadas, morían a poco de haber salido de la tierra, simbolizando la suerte de Adonis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario